sábado, 26 de diciembre de 2009

10- Fuga Geográfica


Finalmente, un día cualquiera viajó con Fernanda a Málaga para participar del Seminario de Nuevas Tecnologías y Análisis de Datos, un curso intensivo 6 clases en la facultad de Medicina.
Tenían asignadas dos habitaciones en una Residencia a cuadras de la Universidad, en la calle Béla Bartok en intersección con la Avenida Jorge Luis Borges.
Eran las seis de la tarde, hora de copas y bares…
Rubén se quedó descansando, lo habían invitado a una peña flamenca por la noche y no quería estar filtrado. Entre sueños escuchó gritos, una discusión entre un hombre y una mujer. Los encargados-pensó-, una pareja de alcohólicos que vivía en el último piso. Siempre bebiendo mantenían un orden bastante inestable, faltaban las toallas o papel higiénico. Los gritos eran cada vez más fuertes, escudaba golpes, se sentó en la cama y fue lentamente armando el equipo mientras imaginaba la escena.

Puso un flash fuerte convencido de que las fotos que iba a poder sacar estarían en movimiento como un partido de footbal.
Entonces recordó una vieja discusión entre colegas. ¿Qué hacer en una circunstancia previa al desenlace fatal? ¿Sacar la foto? ¿Tratar de intervenir?
El era partidario de, en el mejor de los casos, llamar a la policía.
Se vió con el equipo en la mano, a punto de hacer todo lo contrario y dudó; pero no dejaban de gritar y golpearse contra las paredes o los muebles. Sintió un impulso viseral, de intervenir. Saltó de la cama durante un grito de la mujer, seguido por un silencio prolongado y frío. Escuchó el sonido del cuerpo arrastrado por el piso de madera que lo trasmitía como un amplificador. Cerró la puerta de la habitación en puntas de pié.
Se acostó y esperó a que hubiera movimiento con los ojos clavados en el techo sin poder pensar más que en ese sonido del cuerpo pesado y según él, sin vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario