sábado, 9 de enero de 2010

14- Juarez

Era el atardecer.
El cielo un poco nublado y por momentos rojo, estaba muy cerca de las casa bajas antiguas y las nuevas edificaciones no pasaban los dos pisos, un calor intenso y seco, el típico transito de la vuelta, mujeres con las bolsas del mercado, gordas con polleras colorida y aros dorados, niños sentados en las veredas con trajes indígenas típicos, camionetas último modelo, hombres altos y rubios, le vino a la cabeza una foto de la inauguración del puente del Paso con las dos banderas, la mexicana y la americana.
El olor picante del mercado le abrió el apetito de una manera rotunda.
Caminó sin concentrarse en nada hasta el barrio del mercado de Cuauhtémoc, hacía mucho calor para sentarse en las mesitas de la vereda, así que entró, el mercado tiene la particularidad de ser fresco en verano y cálido en invierno. Los infinitos carteles ofreciendo comida lo sacaron de sí, un hombre tocaba en un xilofón grande como un piano una melodía que contrastaba con el olor a carne picante, cebollas fritas y mariscos, más bien parecía la música del ascensor de algún hotel. Caminó lento por la planta baja, mirando como se preparaban los platos, perdido entre los humos. Cuando su estómago ya hacía ruidos se decidió y comió parado en el mostrador de un puesto que hacía tasajo con mole negro y arroz rojo.
Miró a su alrededor, los mejicanos, los turistas una mezcla precolombina implantada sobreviviendo decadente como en el final de los tiempos.
Una mujer con sombrero negro, camisa y pollera negra, lo miraba, Ruben le sostuvo la vista sin prejuicio como dándole confianza, ella se acercó y sin sacarle los ojos de encima le dejó un volante con la foto de una niña morena con vestido blanco y un lazo en la cintura, el pelo oscuro estirado atado con un moño que sostenía una melena enrulada, abajo una leyenda que decía : Te lo pido por la mirada que vive adentro mío y la de todas las niñas y mujeres acecinadas…por su padres y su hijas, por sus hermanas. No cierres los ojos, no mires para otro lado. Unete!!! Basta de mujeres muertas en Juarez!
Para cuando terminó de leerlo, la mujer había desaparecido, la buscó por el mercado pero no dio con el sombrero.
Guardó el volante sin doblarlo en el cuaderno de notas que llevaba junto a la cámara.

Desde el radiollamado lo citaban a un par de cuadras de las maquiladoras de El Paso, en la frontera con Texas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario