sábado, 9 de enero de 2010

15- Infierno

Tomó un micro lleno de gente parada y sentada, mayormente pobres pero dignos, serios, una mezcla de místicos comerciantes, como los mayas.
Bajó solo en un lugar desértico vallado con unas cintas de nylon rojas y blancas. Por un lado una chica de 14 años, tirada con los pantalones a medio sacar, con golpes y hematomas de seis o siete días en la frente y la mandíbula del costado izquierdo, como el golpe de puño, el torso desnudo y lacerado, las marcas más recientes estaban en el cuello, dedos grandes marcados a la altura de la garganta, la misma marca de soga en los tobillos.
A diez metros, una imagen similar.
Así se sumaron cinco mujeres de entre 14 y 20 años, muertas en las mismas condiciones.
Terminó pensando como iba a excusarse en el instante de la autopsia y aunque ese momento nunca llegó, él le temía día tras día.
Volvió en el auto de la policía y se bajó unas cuadras antes de llegar al departamento.
Separó los 10 rollos para mandar a laboratorio y se quedó con cinco que guardó como si fueran nuevos en una de las valijas en el estante más alto del ropero.
Involuntariamente recordaba guerras y atentados mientras trataba de cocinar unos fideos secos en agua con aceite y ajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario