miércoles, 23 de diciembre de 2009

9- Un día más

Liviano caminó sintiendo la libertad del desamor hasta el hotel dónde lo habían citado, el lobby esta repleto de periodistas. Un juez apareció muerto, desnudo, ahorcado con una media de mujer, en una de las habitaciones. Era realmente incómodo trabajar así entre alborotos y chistes negros.

La escena estaba muy cargada de datos y le iba a llevar un par de horas tomar imágenes de todo el lugar.

Se detuvo en la puerta para tomar una imagen general del lugar, iba a empezar por la derecha pero lo hizo por la izquierda en una mesita de recepción, dos vasos de whisky, con huellas digitales pero sin rastros de lapiz labial, el sillón completamente desordenado, preservativos tirados en la alfombra.

Un enorme ventanal, daba a la estación de tren, tenía manos marcadas y una mancha de sangre a la altura de una cabeza, las cortinas arrancadas a medio caer… el caso se iba develando solo, cuándo llegó al cadáver quiso ver las marcas en el cuello pero tenía tantas heridas que olvidó sus hipótesis y sacó en detalle cada una; mordeduras, tajos superficiales, hematomas, restos de semen, la media en el cuello era un detalle decorativo.

En la mesa de luz un vaso más con restos de cigarrillos negros.
En el baño, la tabla del inodoro con manchas de orina oscura y en la bañadera las toallas mojadas y manchadas de sangre.

Paró para fumar un cigarrillo mientras pensaba: más de un asesino, todos hombres. Un asesinato rápido y sin vueltas, seguramente el juez trató de defenderse y como era un tipo joven les costó matarlo…en ese momento llegó Fernanda a reemplazarlo, para seguir en la morgue.

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